7 de septiembre de 2021

Residuos

Finalmente bajó la crecida, y esperamos reprogramar la limpia del río para muy pronto. Desde luego hay que limpiar, y también educar. Porque si el parque de la ermita está bien cuidado, limpio y con hierba como de césped inglés, más abajo lo que hay es un basurero de botellón. Lo que debería haber aquí en la servidumbre del río es un continuo, con un espacio algo más silvestre que el parque pero también apto para el paseo. Pasear junto al agua que fluye está científicamente comprobado que favorece la salud mental, y muchos lo hemos comprobado de forma anecdótica.

Este otro vertido de El Chaparral, lejos del río, lo deberán limpiar otros. Lo que han hecho aquí no tiene nombre, si bien es un vertido más comprensible que los de botellón. Por los esquís, muebles y colchones (unos 50), quizá tenga que ver con la no renovación de la concesión del Puerto. Si fuese así, estos trastos los tendrían que haber dejado en el punto limpio de Cercedilla, pero como se ve en su ordenanza, sus requisitos y límites diarios se lo ponían difícil. En otros puntos limpios, te dirán que no pueden ir furgonetas rotuladas. Creemos por tanto que estas normas deben flexibilizarse, privilegiando el entorno sobre la burocracia y abriéndose la mano en caso de desalojo.

Tampoco animan a reciclar los cubos desbordados, tan frecuentes este verano (de cartón sobre todo, pero otros también), mientras que el contratista parece que lo que más recoge son beneficios. Como Ecoembes paga por tonelada recogida, esto hace que el pueblo pierda dinero. Nos explican que es inútil decirle nada al contratista (que tampoco recoge el cartón en nuestro centro de Cruz Roja), y que las condiciones las dictan un contrato marco de la Federación de Municipios. También es cierto que hoy, con la compra a distancia, hay más cartonaje, y de hecho por esto se han adquirido más cubos. Pero ¿unos municipios mancomunados o asociados no podrían toserles un poco a estas empresas? Creemos que sí.

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