3 de octubre de 2021

Fiesta del Río

Por cariño a este pueblo y al río que le dio vida, decenas de molineros salimos ayer a quitar basura del cauce del Guadarrama. Gracias a las autoridades, a Protección Civil, a Paisaje Limpio, a Cruz Roja Los Molinos y a todas las personas estupendas que participaron.

Como ya dijo Félix Rodríguez de la Fuente, “la nuestra puede muy bien llamarse la civilización de la basura”, la “cultura de los desperdicios”, con “esos famosos envases sin retorno que van a llenar España”. Pues su profecía se ha cumplido, y por tanto hay que limpiar y mucho.

El desperdicio estrella es la toallita. Las hay por todas partes, a veces colgadas de las zarzas, quizá expulsadas por las bocas de registro cuando llueve y la alcantarilla no da abasto. Así que cuando las toallitas se tiran al retrete, su periplo puede ser corto. Podrían dejar de venderse, o venderse con receta médica. Pero esto se vería como un recorte a la libertad del consumidor.

Otro desperdicio destacado es el vaso de plástico. Parece ser norma de botellón que los vasos se tiren al medio para que vayan convirtiéndose en microplásticos. Gracias a la UE,
se va a prohibir la venta de estos y otros plásticos de un solo uso, en otro recorte a la “libertad”. Pero ¿qué hay de la libertad de los seres que se sostienen gracias a un ecosistema sano -como nosotros mismos-?

Como siempre, las estrellas de la Fiesta fueron los niños, la mayoría en lo que el filósofo Rousseau llamó “la edad de la Naturaleza” (entre 2 y 12 años). En esta edad, según el filósofo, prima la bondad natural del niño (hasta que lo estropea la sociedad), y el amor a la naturaleza. De ahí el ecologismo espontáneo de la niñez. Esto lo mostraron los propios niños mediante su arte:

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