Zorro ibérico (foto de Ramón Portellano) |
Pero ¿el uso recreativo de nuestros caminos es compatible con tanta salida al monte a sembrar la muerte? El riesgo para paseantes y la eficacia intimidatoria de la caza en paraje público saltan a la vista, aunque sus cuarteles se acordonen. El objetivo del Libro Blanco del Turismo, de atraer a un turismo sostenible, de amantes de la naturaleza y la vida sana, casa mal con tanta caza y derribo. En todo caso pedimos que el plan se audite y certifique según criterios técnicos (como los de Geciso).
Los Molinos se habrá excluido del Parque Nacional, pero nos abarca su Zona Periférica de Protección. Proteger la naturaleza, pues, nos incumbe. Pero pasamos la fauna por las armas. Antes que favorecer el paseo y el deporte eco-responsable, abrimos los caminos a los todoterrenos. Antes que cuidar nuestra montaña emblemática, la salpicamos de plomo, casquillos, etc., y de aves exóticas, para alterarla con ruido bélico. ¿Tal entorno no merece mejor trato?
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