17 de octubre de 2022

Bienestar animal

Rehala molinera
Esta asociación se une a las reivindicaciones de ayer en una veintena de ciudades españolas para pedir que no se excluya a los perros de caza de la Ley de Bienestar Animal, como pretende el PSOE con una enmienda a su propia norma. Porque los perros de caza, como sabemos por estos lares, son los que más necesitan auxilio, al subsistir a menudo en jaulas estrechas y sucias para acabar tiroteados, abandonados en carreteras, ahorcados en árboles o tirados a pozos, una vez sobran.

Zorra molinera
Como se supone que dijo Gandhi, “la grandeza de una nación y su progreso moral pueden ser juzgados por la manera en que se trata a sus animales”. Así, esta Ley de Bienestar Animal hace mucha falta, y desde luego, si se cumple, permitirá socorrer a tantos perros que se mueren de pena atados y/o solos. Pero hay que plantar cara a los lobbies del maltrato. Se ha claudicado ante el de las macrogranjas, se ha permitido que se mantengan las granjas de visón americano, y se da vía libre a innumerables festejos de maltrato animal. Otra cosa son los gatos callejeros, que hay que controlar con humanidad pero con más firmeza de lo que prevé esta Ley, ya que ellos a su vez, por mimosos que sean, diezman la biodiversidad.

La Federación de Caza ha calificado la Ley de “amenaza directa para la viabilidad de la actividad cinegética”. No es así. La única amenaza era para quienes maltratan a sus perros, ya que no se iba a prohibir salir con ellos a cazar. La Federación ya tendrá un ejecutivo afín, pero este gobierno debe plantarse ante quienes contemplan el sufrimiento de otros seres sintientes
sin compasión.

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